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El mensaje de Yeremi Pino y el consenso de Gattuso con Bordalás

Talento a proteger

El comienzo de la extraña Liga que viene, condicionada por el Mundial, las palancas y el vértigo en las inscripciones, reivindicó la salud de la competición. Ningún grande gana fácil, si es que ganan, los jóvenes se hacen espacio y los signos de calidad se repiten en cada partido. Pero no nos podemos llevar a equívoco. La Liga también se enfrenta a una fuga de jugadores que no se deberían haber ido, como Guedes o Diego Carlos (maldita lesión). Yeremi Pino (19 años) podría ser el siguiente y es algo que no nos deberíamos permitir. En el casting de Luis Enrique para Qatar, el futbolista del Villarreal conquistó terreno tras su actuación en Valladolid. Al equipo de Emery le costó encontrarse en ataque, más allá de la descarga de Gerard Moreno entre líneas, hasta que Yeremi cambió el ritmo con sus conducciones, verticalidad y uno contra uno. Sus permutas con el propio Gerard o su paciencia para recibir abierto de Jackson desdibujaron a los de Pacheta. Yeremi acabó con ocho regates completados en nueve intentos y con la jugada del 0-1 como su gran legado en el encuentro. Fue como un mensaje para todos. La Liga no puede decir tan pronto adiós a un futbolista así, sería un golpe a su credibilidad.

Un jugador diferente

El maravilloso estallido de Aimar Oroz, como es lógico, eclipsó la noche maestra de Moi Gómez. A sus 28 años, el ex del Villarreal ha llegado a Osasuna precisamente para cumplir el papel que interpretó ante el Sevilla. Su persistente movilidad, jugando por todos los sitios, supuso que nunca estuviera sujeto al control de los de Lopetegui. Moi conectó a Osasuna por dentro y por fuera y participó de forma notable en la construcción ofensiva de los de Arrasate: 47 toques, solo tres pases errados, cuatro entregas clave, diez centros... El entrenador rojillo no tenía un jugador así, distinto, en el organigrama futbolístico de Osasuna. Además, el fichaje de Moi revela el crecimiento del club estos años. Antes este tipo de jugadores eran inalcanzables.

Moi Gómez, contra el Sevilla. /Oskar Moreno
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Moi Gómez, contra el Sevilla. /Oskar MorenoOskar MonteroDiarioAS

Figura de consenso

En poco se va a parecer el Valencia de Gattuso al de Bordalás. Las propuestas de ambos técnicos difieren en el todo, pero el italiano no va a renunciar a unas de las aportaciones más importantes que dejó el alicantino en Mestalla. La reconversión de Hugo Guillamón a mediocentro es un tanto que se puede apuntar Bordalás y que va a aprovechar aún más Gattuso. El canterano ratificó su jerarquía en esta posición ante el Girona en contextos muy distintos. Fue el director de orquesta —48 pases buenos— cuando el Valencia dispuso de la iniciativa del encuentro y un muro para cerrar las líneas de pase a Riquelme cuando su equipo se quedó con uno menos, estableciéndose en inferioridad el bloque che en 1-4-4-1 primero y en un 1-5-3-1 después. En ambos escenarios Gattuso confió a él el liderazgo. El Valencia afronta la temporada con otro estilo, pero con Guillamón como referencia en el pivote. Bien por Gattuso y Bordalás.

Jugones y recuperadores

Es difícil encontrar un equipo que reúna a jugadores de tan buen pie en un espacio tan reducido como la Real Sociedad. La mezcla de Zubimendi, Brais, Merino, Silva o Kubo, segundo delantero en el rombo de Imanol contra el Cádiz, asegura posesiones de categoría. Es algo que viene de lejos, puesto que la temporada pasada ya acabó como el equipo de la Liga que más pases de doble presión —donde el emisor y el receptor están presionados — realizó. Aunque ante el Cádiz le faltó algo de profundidad en el debut, al margen de los movimientos de Kubo, tener tanto control de balón en zona de tres cuartos posibilitó también a la Real recuperar muy arriba, como sucedió en la jugada del gol. Con una posición media del equipo por encima de los 53 metros de distancia a su portería, todos los centrocampistas y jugadores de ataque sumaron robos: Merino (7), Silva (5), Kubo y Brais (4)... La Real juega bien con todas las letras.