El complejo cultural de ser favoritos
Si ser favoritos es un hándicap, carguemos con él con orgullo y no con esa absurda psicosis.

La presión tiene efectos extraños sobre los deportistas. En 1993, durante la final de Wimbledon, Jana Novotná, una tenista excepcional con un juego tan exquisito como raro para su época, iba dominando el partido de forma aplastante frente a Steffi Graf, con un 4-1 y un 40-30 a favor en el tercer set. Pero conectó los probablemente los dos peores saques de toda su carrera y acabó perdiendo el título por 7-6, 1-6 y 6-4.
La presión, decía, tiene esos efectos extraños sobre los deportistas y sobre los equipos. Parte del problema radica en que los que se ven inferiores juegan para ganar; mientras que los que se sienten favoritos a menudo juegan para no perder. Y esa sutil diferencia puede condicionarlo todo.
La Selección española carga estos días con la etiqueta de favorita de cara al Mundial de 2026 y hay quien considera que dicha etiqueta puede mermar el rendimiento de los de Luis de la Fuente. El 80% de posesión frente a una pobre Bulgaria anoche, ese automatismo en los pases aún con rotaciones, esa cadencia impulsada por Pedri (que por momentos deshizo como un azucarillo el frontón defensivo búlgaro), toda esa superioridad puede terminar aburriendo a propios los jugadores, enredados en su vanidad, creen algunos.
Pues bendito problema. Si ser favoritos es un hándicap, carguemos con él con orgullo y no con esa absurda psicosis e inseguridad. Parece que en España existe un complejo cultural con eso de ser favoritos. Parece que romantizamos la figura del “no favorito” porque durante muchas décadas cargamos con viejos traumas futbolísticos que ya no existen.
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La Selección de Luis de la Fuente igualó anoche el récord de imbatibilidad de 29 partidos que había logrado el mítico equipo de Vicente del Bosque entre los años 2010 y 2013. Casi 30 partidos sin conocer la derrota. Si la Eurocopa 2024 demostró lo que esta generación puede conseguir, ahora encima hay una dimensión añadida: la de la experiencia. Así que enterremos complejos y disfrutemos del viaje.
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