El fútbol del Madrid es un juego

Existe la sensación de que, porque ya se ha proclamado campeón, los partidos de Liga del Madrid no tienen mucho valor. Parece que sólo sirven para dar minutos a los que menos han participado esta temporada, a mantener en buena forma a los que jugarán en París dentro de dos semanas y, sobre todo, a evitar las lesiones. Los que siempre miran el dedo cuando se les enseña la luna opinan que el único objetivo del club blanco es preparar esta bendita final de la Champions contra el Liverpool y que, si se pudiera, habría que eliminar los encuentros de Liga que quedan. Se equivocan. Estos momentos, como el que se va a vivir esta tarde en Cádiz, son una delicia para los enamorados del fútbol. Porque no existe cosa más bella ahora mismo, en este deporte, que el disfrute de los futbolistas madridistas.

El exquisito baile del jueves en el Bernabéu frente al pobre pero orgulloso Levante, o estas imágenes de Modric y Casemiro desafiándose en Valdebebas con el exterior del pie derecho, definen a la perfección que el fútbol del Madrid es lo que siempre debería de ser: un juego. Tanta felicidad por acariciar la pelota, por combinar, por marcar, por servir al compañero se transmite de forma natural y evidente. Dice Discépolo que el tango es "un pensamiento triste que se baila". Se puede afirmar hoy que "el fútbol del Real Madrid es un pensamiento alegre que se juega".

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