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Portugal no era sólo Ricardinho

El España-Portugal de este viernes era una final anticipada. La campeona histórica contra la vigente campeona. El equipo que luce siete títulos europeos y dos estrellas mundiales contra el actual dueño de las dos coronas. El país luso había dado la vuelta a la historia en los años precedentes, había ocupado el territorio que correspondía hasta hace poco a su vecino ibérico. Los dos últimos duelos oficiales se recordaban especialmente dolorosos para la Selección, con derrotas en la final de la Eurocopa de 2018 (3-2) y en los cuartos del Mundial de 2021 (4-2). Había una diferencia relevante entre aquella Portugal y la de ahora: Ricardinho, uno de los mejores jugadores de siempre, quizá el mejor. Pero incluso sin su crack, los lusitanos forman un grupo potentísimo, con ases como Zicky y Pany. El partido presentaba nivel de gran final. Y había ganas de revancha por parte de la Selección, todavía escocida por las afrentas anteriores, deseosa de recuperar su sitio en la jerarquía del futsal. No pudo desquitarse. Al contrario, Portugal volvió a revolcar a España. Otra vez con crueldad. Y abrió más la herida.

Esta derrota de Ámsterdam ofrece estrechas similitudes con la de hace cuatro meses en Vilna. La Selección se adelantó entonces por 2-0, igual que este viernes, pero Portugal logró remontar el partido. En aquella ocasión se lo llevó a la prórroga. Esta vez ni siquiera hubo esa opción. Después de un primer tiempo brillante, el rival puso a los de Fede Vidal contra las cuerdas durante la segunda hasta neutralizar la desventaja. Esta Portugal ya no tiene a Ricardinho en sus filas, pero sigue siendo igual de competitiva, con un Zicky estelar que ha ocupado su escalafón en el fútbol sala. Los de Jorge Braz defenderán su título este domingo ante Rusia, mientras que España jugará por el bronce ante Ucrania y alargará la mayor racha de sequía de su historia, desde la Eurocopa de 2016. Cuando éramos los reyes…