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El último baile en Tokio

Los Juegos de Tokio 2020 han sido el último baile para un nutrido ramillete de deportistas españoles. Algunos de ellos, de hecho, habían alargado su carrera un año para decir adiós en la cita olímpica. También ha sido la despedida de algunos equipos históricos, que han puesto el broche en Japón. Las lágrimas de los jugadores de balonmano tras conquistar el bronce definen mejor que ninguna otra imagen esa circunstancia. Era el adiós de un mito, Raúl Entrerríos, pero también de un ilustre grupo de veteranos. Hasta ahora sólo se ha unido en el adiós Julen Aginagalde, pero las edades de otros como Gedeón Guardiola, Dani Sarmiento, Viran Morros o Joan Cañellas anuncian que el final del ciclo está a la vuelta de la esquina. Una desbandada parecida sucede en el hockey masculino, con las retiradas de Quico Cortés, el jugador más veces internacional (323); David Alegre, con cinco Juegos; Roc Oliva, con cuatro; el goleador Pau Quemada, con tres, y Pep Romeu. Los Hispanos y los RedSticks tienen que afrontar una profunda reestructuración para París 2024. No serán los únicos.

El baloncesto masculino ya navegaba en una renovación progresiva, con una mezcla de veteranos y noveles, pero la marcha de los Gasol, Pau y Marc, arrastrará a otros valores treintañeros que difícilmente aguantarán tres temporadas más. Las chicas, que despidieron en Tokio a Laia Palau, están en una transición parecida. Aquí sí han entrado con fuerza jóvenes como Maite Cazorla y Raquel Carrera, pero la destitución de Lucas Mondelo y la no clasificación para el Mundial requieren de un mayor esfuerzo. En waterpolo también se va el mítico Daniel López-Pinedo y probablemente lo hará alguno más, pero en la piscina aún queda mecha. Para París sólo restan tres años, el ciclo es corto, y las Selecciones tienen un duro trabajo por delante de readaptación. Nada volverá a ser igual.