Modric es el gran legado de Mourinho

Parece que fue ayer cuando Luka Modric tuvo que declararse en rebeldía en el Tottenham para poder fichar por el Madrid. Era el verano de 2012 y el menudo croata lo tenía claro. En el momento de máxima tensión, simplemente no se presentó en el aeropuerto para viajar con sus compañeros a la gira por Estados Unidos. Dejó a Daniel Levy y al entrenador, entonces Vilas Boas, con cara de póker en la terminal de salidas de Heathrow. Ese movimiento tan valiente desenquistó la situación y Florenentino Pérez pudo atender la insistente petición de Mourinho. Entonces, Modric era un perfecto desconocido que empezaba a despuntar en la Premier.

Porque si Mijatovic colaboró en su traspaso, Modric es en realidad el gran legado que dejó Mourinho en el Real Madrid. Nada más y nada menos que un Balón de Oro y uno de los principales artífices de las cuatro Champions ganadas en cinco años. "Insistí tanto en traer a Modric al Madrid porque tenía todo lo que necesitábamos: técnica, visión y lectura del juego, calidad a la hora de tomar decisiones, velocidad de pensamiento, pasaba en largo, en corto, marcaba desde fuera del área, sabía presionar, era inteligente para posicionarse y era intenso. Necesitábamos todo eso en el Madrid", ha dicho recientemente el polémico técnico portugués. Pues lo clavó y 35 millones de euros tuvieron la culpa. Un chiste para lo que Modric ha dado.

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