El deporte USA clama contra el racismo

El problema rebrota en Estados Unidos de tiempo en tiempo. También la reacción de sus deportistas. Tommie Smith y John Carlos protagonizaron una icónica imagen cuando subieron al podio de los Juegos Olímpicos de México 1968 con un guante negro en una mano como reivindicación del Black Power. Era la misma década en la que Muhammad Ali, antes Cassius Clay, abanderó el activismo contra el racismo y renegó de su medalla de Roma 1960, que la leyenda sitúa al fondo del río Ohio. Ha pasado más de medio siglo y el deporte se vuelve a rebelar contra la injusticia. El desencadenante ha sido la muerte del afroamericano George Floyd durante la brutal detención de cuatro policías. LeBron James, siempre comprometido con la causa, colgó en redes una foto de Colin Kaepernick, el quaterback defenestrado en la NFL por hincar la rodilla en 2016 durante el himno estadounidense, un gesto que repitieron muchos compañeros de la liga. A la denuncia se han unido otros deportistas, en especial en la NBA, y también la marca Nike, secundada por su competidora Adidas.

Kaepernick, que echó un pulso a Donald Trump que le costó su salida de la NFL, recogió el guante imaginario que le lanzó LeBron y ha vuelto a la palestra para apoyar en su defensa jurídica a los detenidos en las protestas. Las estrellas, por su enorme seguimiento, tienen alta resonancia en la ciudadanía. Eso dota de mayor relevancia cada frase o cada gesto que emiten en libertad. Para bien y para mal. El deporte USA recoge la indignación de la sociedad contra el racismo, una injusticia con la que es fácil sentirse identificado, dentro y fuera de sus fronteras. Pero también hemos escuchado recientemente en España opiniones cercanas, que animaban más al guerracivilismo que a la concordia. El deportista tiene una responsabilidad social. Y debería medir bien la dirección y el calado de sus palabras.