Trump abre la puerta al deporte

Hace días que Donald Trump manifestó su intención, casi obsesiva, de relanzar el deporte profesional estadounidense. Uno de los motivos se engloba en su política general de “reabrir la economía”, como especifica el anuncio hecho el sábado por el Departamento de Seguridad Nacional. Otra razón, menos publicitada, se entiende que es reanimar el espíritu de un país castigado por la pandemia. El anuncio concreto ha sido declarar de “interés nacional” excluir a los deportistas extranjeros de las restricciones de entrada a sus fronteras. Estados Unidos abre así la puerta para la disputa de sus ligas (NBA, WNBA, NFL, NHL, MLB, MLS…) y de dos relevantes circuitos como los de golf y tenis. En los renovados calendarios de 2020 asoman, entre otros muchos eventos, el PGA Championship, como primer major efectivo del año; el US Open, con Rafa Nadal como defensor del título; la Indy 500, en la agenda de Fernando Alonso; la Ryder Cup, en suelo norteamericano, y el Masters de Augusta, allá por noviembre. Otras competiciones como la UFC y la Nascar ya han regresado.

La reactivación de la economía se ha convertido para Trump en una urgencia, después de que casi 39 millones de estadounidenses hayan perdido el empleo. El deporte integra la política de reflotación, con fórmulas que garanticen la seguridad, como es el caso de los estadios sin público. Nada diferente a Europa. El anuncio de su Gobierno es un gran paso, pero no definitivo, porque afecta a un mundo global. Los tenistas, por ejemplo, siguen muy pesimistas sobre el retorno de la competición internacional. Además, esta puerta abierta al deporte contrasta con la dramática primera página que publicó este domingo el New York Times, bajo el título: ‘Cerca de 100.000 muertos, una pérdida incalculable’. Sin más ilustración que un espeluznante listado de víctimas. Esa tragedia también es USA.