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El confinamiento —van cinco días, no quiero imaginar qué pasará cuando llevemos quince— me ha hecho comprender que el Barça necesita el fichaje de Neymar Jr. como el comer. El recogimiento siempre ha sido terreno abonado a las revelaciones, a los mandatos divinos, y entre quemar la casa o abogar por el fichaje del brasileño mi cerebro ha optado por lo segundo. Tampoco es que me queje, vaya, pero siempre aspiré a recados más ambiciosos en caso de escuchar la llamada.

Pero vayamos por partes. Las últimas noticias que tenemos del brasileño es que, aprovechando el parón en las competiciones, se ha marchado a Brasil: eso está muy bien. Tranquiliza saber que no ha perdido el contacto con sus raíces y que sigue siendo un muchacho de costumbres previsibles. El problema con el que se encuentra su club es que Neymar Jr. no tiene pasaporte europeo, así que no saben a ciencia cierta cuándo podrá volver, si es que lo intenta. Porque, a estas alturas de la película, pocos dudan ya de sus verdaderas intenciones: regresar a Barcelona, dejarse arropar por Messi y negociar su nuevo contrato con Bartomeu, no sea que una alternativa en el palco presidencial se muestre menos entusiasta y más rigurosa: lo que funciona no se debe tocar y a él le ha ido de perlas con el actual mandamás.

Neymar abraza a Messi en su etapa barcelonista.
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Neymar abraza a Messi en su etapa barcelonista.

'Guerra y paz' estaba leyendo cuando se me encendió la bombilla, no puede ser casual. Es una novela en la que los ricos se pasan el día llorando, apuradísimos por diversos motivos que no vienen al caso pero que guardan cierta similitud con el asunto que nos ocupa: así ha sido y seguirá siendo su padre, Don Neymar Sr., un constante foco de problemas, reclamaciones y excusas que ni el propio Tolstoi hubiera recreado mejor.

En lo deportivo, nadie tiene ninguna duda sobre su capacidad para liderar y decidir, ese nunca fue el problema. Solo Cruyff desconfió de su sociedad con Messi y hasta para dar marcha atrás era único el Flaco, que siempre avisó de que él defendía a muerte sus opiniones hasta que empezaba a opinar lo contrario. Y por eso estoy convencido de que fichar a Neymar Jr. es lo mejor que puede hacer el Barça este verano: por Cruyff, por Tolstoi, por vicio y un poco por aburrimiento, yo qué sé.