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Real y Athletic siguen; Madrid y Barça, no

La Copa no para de derrochar emociones, ayer en la forma de la eliminación de los dos gigantes de nuestro fútbol, a pies de los dos grandes equipos vascos. La Real cortó en seco la marcha triunfal del Madrid con un partido ejemplar. Llegó a ponerse 1-4 con un juego que recordó, como un huevo a otro, al del Ajax de la temporada anterior. El Madrid enmendó inútilmente el resultado con su arreón final, y gracias a que los donostiarras se debilitaron mucho con los cambios sucesivos de Odegaard (por lesión) e Isak, extraordinarios ambos. Pero durante tres cuartas partes del encuentro la Real se había enseñoreado del Bernabéu.

Imanol vino a Madrid a por todo, Zidane se confió. Faltó Casemiro, con lo que Valverde cambió de función. Salió James y no Modric. Atrás, el único titular era Sergio Ramos. Todos los que salieron, salvo Brahim, son internacionales, pero el funcionamiento no apareció. Garrido aventuró al empezar Carrusel que eran demasiadas rotaciones y acertó. Estaba en juego seguir o no seguir en la Copa y lo que había enfrente era uno de los grandes equipos de España. El Madrid se desparramó, no mandó en la media, falló mucho atrás. Sólo Vinicius estuvo a la altura del compromiso. Produjo prácticamente todo el peligro de los locales.

Obviamente, la eliminación del Madrid fue vista como un bálsamo para el Barça, que anda por el mundo enfurruñado consigo mismo. Tenía una papeleta en San Mamés y la encaró con ánimo. Pero el Athletic también iba a por todo. San Mamés nos ofreció un partido tremendo, en el que el control iba más bien por cuenta del Barça (de Messi), pero sin que el Athletic le perdiera nunca la cara. Siempre el Barça más cerca del gol, pero siempre el Athletic aguantando y saliendo con acierto por los lados. Así hasta el descuento, cuando llegó el gol de Williams que metía al Athletic en semifinales. Fue el delirio. La Copa es incomparable.