Vinicius se quedó solo

Baño de 'real'idad. Antes de nada, mis más sinceras felicitaciones a la Real Sociedad, un equipo joven, valiente, estético, ambicioso y cualificado para estar en las semifinales de la Copa con todos los honores. Hasta el minuto 69, en el que Merino puso en el marcador el increíble 1-4 que daba la eliminatoria y el pase a los donostiarras con total autoridad, nadie hubiera imaginado que se hubiese podido dar la vuelta al calcetín. Hasta ese minuto 69, excitante para la Real y terrorífico para los de Zidane, el verbo lo puso Odegaard con su zurda prodigiosa, contando con la alianza de Merino, un pelotero excepcional, de Oyarzabal, un delantero encastado y rápido como una bala, y Alexander Isak, el sueco con sangre eritrea que mutó en Ibrahimovic en una noche que tardaré en olvidar. Cuando te bailan de esa manera sólo te queda aplaudir al enemigo, por mucho que te duela...

Arreón final. Pero uno es del Madrid por cosas como las sucedidas en el último cuarto de hora. Con todo perdido y un resultado idéntico, el año pasado el equipo se rindió de mala manera ante el Ajax deshonrando su genética histórica, basada en la lucha desatada y casi irracional hasta el pitido final. Pero esta vez fue totalmente diferente. Salió al pasto Rodrygo, Vinicius siguió on fire y Ramos se puso de delantero centro vocacional. Remiro vivió un asedio de tal calibre que al Madrid le faltaron un par de minutos para forzar la prórroga. La duda que me queda es el gol anulado por el VAR a Vini, que no tuvo reflejo en la imagen de televisión. No lo entiendo. Si el VAR tenía tan claro que era fuera de juego, ¿qué interés había en no mostrarlo ante toda España para que se asumiese su ilegalidad? Espero una respuesta convincente.

Vini ante el peligro. Zidane renunció a Varane, Mendy y Casemiro. Eso es mucha concesión ante un rival con tanta dinamita arriba. Siempre elogiamos la política de rotaciones de Zizou, pero esta vez se pasó de frenada. La clave está, sobre todo, en Casemiro y Mendy. Dos rocas, dos muros. Sin ellos, Odegaard sacó su compás y desnudó a una defensa frágil y sin recursos. Un suicidio de pizarra que deja a Zidane, de nuevo, sin sueño de ganar la Copa.

Recuerdos del 7. Juanito es un mito y la historia siempre le dejará un hueco entre sus páginas nobles. Esta semana recordaba Roberto, uno de sus hijos, un episodio que demuestra la grandeza del genio de Fuengirola. Javier Sagarzazu, jugador de la Real entre 1983 y 1987, fichó por el Deportivo de La Coruña y yendo en el autobús del equipo gallego murió de un derrame cerebral, dejando mujer y un hijo pequeño. Juanito, que en Atocha era hostigado por la grada cada vez que iba al ser uno de sus mayores enemigos deportivos, llamó por teléfono uno a uno a todos los capitanes de Primera División para organizar un homenaje con el fin de darle la recaudación a la familia de Sagarzazu. Fue un éxito. En 1988 jugó Juanito por última vez en Atocha, esta vez con la camiseta del Málaga, y se llevó una ovación atronadora. El corazón por encima de las rivalidades.

Toca levantarse. Mi amigo Roque Oria, presidente de la Peña ‘Sentimiento Vikingo’ Ciudad de Lepe y que ha cumplido 33 años, me llamó dolido y me recordó que “no nos queda otra que levantarnos, somos el Madrid”. El día ya vino torcido. Kirk Douglas, que vino a este mundo apenas catorce años después de nacer el Real Madrid en 1902, se nos fue para siempre. Ambos son leyenda.

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