El Átomo, Rambo y el Falcao serbio

Luka Jovic no es Benzema, y cuanto antes se den cuenta de una vez el serbio y sus compañeros, mejor para el Real Madrid. Dicho eso, con Jovic la duda no es si la va a romper, es cuándo y dónde. Un ariete que con 16 años marcó el gol más precoz en la historia del Estrella Roja y con 22 tiene su camiseta en el museo del Eintracht por hacerle cinco goles al Fortuna Düsseldorf en una noche, ha nacido para el gol. Jovic no está contento, pero siempre ha encontrado el camino por la vía díficil. De niño tenía que dormir en el viejo Volkswagen Passat de su padre y luego fue obligado a marcharse al Benfica para evitar la bancarrota de su club. Le tocó dar un paso atrás y en Frankfurt pasó a ser una estrella y valer 60 millones...

Así es Jovic. Desde Mijatovic y Suker no había en Chamartín un delantero balcánico con capacidad de enterrar los chascarrillos a costa de las rodillas de Prosinecki, la desintegración del Átomo Ognjenovic y la poca guerra que dio Rambo Petkovic en el Bernabéu antes de convertirse en un ídolo... en Maracaná. En el Pequeño Maracaná, el otro, el de Belgrado, empezó a jugar Jovic y allí le llamaron el Falcao serbio. "Es el futuro", insiste Zidane. Si el doctor Zizou prescribe paciencia con el chico, habrá que escucharle.

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