Zidane, artista del rescate

Dos jugadores bajo sospecha hace tres meses mejoraron tanto el aspecto del Madrid que no hubo derbi en el segundo tiempo. Frente al Brujas, durante el periodo más crítico del equipo, Lucas Vázquez pasó uno de sus peores ratos en el Bernabéu. Sobre el jugador gallego se volcaron todas las frustraciones de la hinchada, que empezaba a desesperarse con el equipo. Lucas terminó desencajado. También se había roto el encanto de la relación con Vinicius, el único jugador que había despertado alguna esperanza en la temporada anterior. Las expectativas se disiparon con tal rapidez que al joven extremo brasileño solo le veían defectos. A estas alturas, Vinicius y Lucas forman parte de la engrasada maquinaria que ha forjado Zidane, un artista del rescate: Courtois, Nacho, Valverde, Isco, Vinicius y Lucas. Todos penaban a su manera y cada uno de ellos recibió una oportunidad a la carta, con un aprovechamiento excepcional. Sólo falta Jovic.

Parecía que al Madrid le sobraban años y le faltaba energía. Los jóvenes generaban dudas. Pero de todo eso han pasado 21 partidos, los que el Real Madrid lleva invicto. Por si quedaba alguna cuestión por resolver, el derbi serviría para establecer un diagnóstico preciso del equipo. En la Liga y en el Bernabéu, el Madrid no había derrotado al Atlético en los últimos siete años, los del esplendor simeonista. Para quebrar la racha, Zidane eligió una fórmula contraria a la larga y estrecha carta de la nouvelle cuisine. Se decidió por un dibujo ancho y corto.

Zidane llenó el equipo de centrocampistas y pretendió reeditar la actuación del Madrid contra el Valencia en las semifinales de la Supercopa. Ya lo intentó en la final contra el Atlético y no funcionó. Esta vez, tampoco. El equipo olvidó el área de Oblak y diseñó un fútbol retórico, lento, sin ninguna posibilidad de sorprender al Atlético, agolpado en las posiciones interiores. Se estrelló el Madrid y disfrutó el Atlético. Sin grandes alardes, pero con las ideas más claras, dispuso de unas cuantas oportunidades en el primer tiempo.

El Madrid pedía a gritos algún cambio. Zidane pensó lo mismo. Ingresaron dos extremos, diferentes pero extremos, y el Madrid ganó en amplitud, rapidez y profundidad. No hubo respuesta en el Atlético. Sus laterales, a años luz de la solvencia de Filipe Luis y Juanfran, sufrieron un calvario con Vinicius y Lucas. Fue un calvario general. El Atlético no volvió a dar señales de vida en el área de Courtois. La lesión de Morata agravó más aún la situación. Le sustituyó Lemar, un centrocampista que ha decidido habitar en Cabo Cañaveral. Está en la rampa de lanzamiento al mercado.

Zidane ha decidido no casarse con un sistema. Le gustan casi todos y para todos encuentra los jugadores adecuados. Esta vez fueron Lucas Vázquez y Vinicius, con especial mención para el chico brasileño. Empieza a soltarse, a olvidarse de la presión ambiental que disminuía su rendimiento. En los últimos partidos había mostrado excelentes detalles y la soltura necesaria para regresar con cierta asiduidad al equipo. Zidane, que no le convocó en ocasiones, ha detectado los progresos y ahora le sitúa por delante de Rodrygo en la escala.

Vinicius retiró la etiqueta de monotemático que se le adjudica con la brillantísima acción que precedió al gol de Benzema. Su lujoso pase a Mendy desarmó el lado derecho del Atlético y selló el camino hacia una victoria que resultó menos sufrida de lo que parecía en el primer tiempo.

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