Aguirre, el inventor

Aguirre miente

Aguirre miente. Afirma que es entrenador. A mí no me engaña. Javier es inventor. De milagros. De futbolistas y estados de ánimos. De esperanzas allá donde ante solo se intuía densa niebla color pánico. Eso era el Leganés. Un desierto sin oasis para la fe hasta que germinó el sentido común del mexicano entre el ejército menguante en que se ha transformado su plantilla.

El éxodo invernal (cinco salidas, ni un fichaje) es asunto feo. Pero a él le crecen las soluciones. La del Wanda fue ingeniería táctica. Sin Rubén Pérez. Sin Óscar Rodríguez (banquillo). Sin En Nesyri, que nunca volverá. El panorama invita al desaliento. Aguirre, a la ilusión. De su factoría es el polimorfo Kevin, tan pronto defensa aguerrido como delantero desatado. También el retorno de Eraso, navarro histórico con el escudo del laurel y reciclado multiusos. Ellos fueron sorpresa en la pradera rojiblanca. Aguirre, no. Al Vasco le ovacionaron en la nueva casa atlética. Los que derrochan coraje y corazón le conocen. A ellos tampoco les engaña. Aguirre no es entrenador. Él inventa. Milagros y futbolistas. Estados de ánimo y esperanza.