¡Vaya palo!

Gafados. En el fútbol se puede jugar muy bien, bien a secas, regular y mal. Y en todas las variables, puedes ganar el partido si tienes alguien que la enchufe con facilidad. Podría recordarles una amplia colección de encuentros en estos últimos años que el Madrid resolvió satisfactoriamente a pesar de que su juego fue discreto sin más. Esto viene de lejos. En sus tiempos era Santillana, después Butragueño & Hugo Sánchez, más tarde Iván Zamorano, al que pronto se unió el insaciable Raúl González, irrumpió gozosamente Van Nistelrooy y, cómo no, el cénit de esta regla infalible se cumplió a rajatabla con Cristiano. Con un killer del área, siempre hay Paraíso. Pero el portugués se fue (o le abrieron la puerta, ya da igual a estas alturas). El caso es que nadie suplió su capacidad de facturar como si no hubiera mañana. Esta misma semana, el Madrid ha jugado de lujo en los primeros tiempos ante el Valencia, el Barça y el Athletic. Fútbol dinámico, bien enlazado, con desborde por las bandas, imaginativo, con ritmo y mucho remate a gol. Pero en el green, el agujerito se nos hace bola y no hay manera de que nadie emboque. En estos tres empates acumulados en la última semana del año sólo un gol encajado (¡perfecto!)... Pero sólo un gol a favor. Y fue gracias a la osadía de Courtois, que se convirtió en Lewandowski por un día. Benzema tiene una calidad superlativa, pero no podemos pedirle que meta goles como churros porque jamás fue ni será su principal cualidad. Y para colmo la madera....

Esos postes. El Athletic defendió con uñas y dientes, como se decía en los viejos tiempos, con tres centrales bien sintonizados y un porterazo que ya ha eclipsado a Kepa. Nos avisaba Dani Garrido en Carrusel que el portero vitoriano pronto hará olvidar al guardameta del Chelsea y de la Selección. Sacó a Vinicius y Kroos dos balones claros de gol en el primer acto de la velada prenavideña. Y cuando a Unai se le agotaron los guantes aparecieron los palos para dinamitar el orgullo de la tropa de Zidane. Kroos, Nacho y Jovic se toparon con la madera. Mala suerte concentrada en el día que más falta hacía para mantener el pulso con el Barça en el parón navideño.

Bale, missing. Jugó 34 minutos (los seis de descuento incluidos), por decir algo. Me desespera la apatía del galés. En vez de salir al campo mordiendo y siendo el héroe del triunfo para reivindicar que su suplencia era injusta, su actitud fue fría, melancólica, pasiva. Vinicius siempre lo intenta, desborda, provoca desajustes en el rival y enciende a la grada con su entusiasmo. Bale, al contrario, sintoniza en AM cuando el resto del equipo está en FM...

Blanca Navidad. A pesar de este empate inesperado (aunque no era imposible imaginar dado que el Athletic siempre será un grande), la afición se despide con los mejores deseos ahora que llegan dos semanas de reflexión por las uvas y los turrones. Me trasladan su fe en un 2020 plagado de retos (Supercopa en Arabia Saudí, Copa del Rey, Champions y Liga) un canterano ilustre como Borja Valero, ahora en el Inter, que acudió al Bernabéu junto a su mujer Rocío y sus dos peques para animar al equipo de su alma. El mismo optimismo me traslada Melchor, presidente de la peña de Segorbe que esta semana ha tenido un susto del que ha salido por fortuna. Y va por Marc Santos y Alex Torrents, alevines del Lloreda de Badalona, que son pura inocencia y pasión sana. ¡Feliz Navidad a todos!

Lo más visto

Más noticias