REAL MADRID | TRIBUNA LIBRE

"Que se quede, míster. Es muy bueno"

Raúl llegó al Real Madrid y empezamos a recorrer el camino juntos. Subimos rápido los peldaños hasta llegar, muy jóvenes al Madrid C.

Madrid, año 1991. Sería cualquier martes o cualquier miércoles de otoño y en el campo 'García de la Mata', que por aquel entonces como la mayoría de campos en la Comunidad de Madrid era de tierra, había entrenamiento de la Selección Madrileña Sub-15. Ya habíamos disputado un par de partidos de dicha competición y el bloque del equipo estaba más o menos hecho, pero ese día había una cara nueva: un zurdo muy flaquito que jugaba en el cadete del Atlético de Madrid como interior izquierdo nos dejó sorprendidos. Como compañero percibes enseguida cuando alguien sube mucho el nivel, y este era el caso. Recuerdo que el entrenador, José María, me preguntó que qué me había parecido "el nuevo". Yo le contesté: "Que se quede, míster. Es muy bueno". A partir de ahí comenzamos a fraguar una amistad que aún perdura y que se hizo más fuerte cuando al año siguiente el Atleti se deshizo de sus categorías inferiores. Raúl llegó al Real Madrid y empezamos a recorrer el camino juntos. Subimos rápido los peldaños hasta llegar, todavía ambos en edad juvenil, al Real Madrid C, que militaba por aquel entonces en la Segunda B. Y para darse cuenta lo que es el fútbol y sus momentos, Raúl, en esa pretemporada, no comienza jugando como titular. Éramos los dos jugadores más jóvenes del equipo y a él le costó un tiempo entrar en el once. Cuando lo hizo, y como siempre había sucedido en su proceso formativo, se le empezaron a caer los goles. Llamó rápidamente la atención que un chico de 17 años recién cumplidos fuese capaz de conseguir ese número de goles en tan pocos partidos. Valdano, que ya nos conocía perfectamente a todos, y que hacía un seguimiento exhaustivo de nuestro rendimiento incluso con entrenamientos semanales de un grupo de canteranos elegidos con el cuerpo técnico del primer equipo, decidió darle la oportunidad en Zaragoza.

Raúl y Álvaro Benito, corriendo en la vieja Ciudad Deportiva (1995).

Recuerdo que no pude ver el partido por televisión porque estábamos en el autobús de viaje de vuelta de jugar un partido de Liga con nuestro equipo. Sí pudimos escuchar por la radio esas ocasiones que fueron sucediendo y que no alcanzó a materializar. Fue una anécdota porque el resto de la historia ya la conocéis todos...

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