El Pucela debe ir a Vallecas con el espíritu de Lorca

Valladolid

En esta ciudad en la que tendemos siempre a acordarnos de los accidentes más que de los éxitos, no tardaron en aparecer tras la victoria ante el Athletic el museo de horrores del Real Valladolid que en los últimos años ha tenido muchas y variadas meteduras de pata. La más destacada, y recordada, es aquella de la temporada de JIM, cuando el equipo viajaba al Villamarín en busca de la salvación definitiva frente a un Betis ya descendido y tras ir ganando todo el encuentro los pucelanos perdieron 4-3. No es la única de los últimos años. En el año de Rubi, el equipo acudía a Ponferrada para colocarse en ascenso directo y se llevó un 2-0 muy doloroso. La siguiente campaña, con Portugal, el segundo entrenador de la 2014-15, el Valladolid podía meterse en playoff en Miranda y se llevó un 4-1. La tragicomedia se culminó en la temporada de Herrera. El Valladolid acudió a Miranda, con los burgaleses casi descendidos, con la plaza de promoción en la mano y tras un 0-2 y contra 10, los vallisoletanos vieron como en el 89 Balbi hacia un autogol, el 2-2. Ración doble hubo en esa temporada, con la derrota en Reus, en la penúltima jornada que, prácticamente, le dejaba fuera de la promoción, como así sucedió.

Todo cambió la temporada pasada con Sergio González. Primero con la buena racha, pese a empezar perdiendo ante el Sporting, y la maldición se acabó en Lorca. Aquel día era el momento de dar un paso adelante. No empezaron las cosas bien ante un equipo desahuciado, que se adelantó, pero los blanquivioletas remontaron 1-5 y cambió la tendencia. Vallecas debe ser otro Lorca. Este equipo, y su afición, se lo merece

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