El nuevo Alonso se reivindica
Dice Fernando Alonso que no necesita reivindicarse. Por supuesto que no. Ahí está su palmarés para despejar dudas. Alonso no necesitaba reivindicarse este fin de semana en Estados Unidos, pero es bueno que lo haya hecho. Porque su actuación en las 24 Horas de Daytona, su primera carrera en su primera temporada fuera de la Fórmula 1, es una reivindicación. No lo dice Alonso, la opinión lleva mi firma. El asturiano ha recordado con esta victoria, en la que tuvo una participación decisiva, que con el coche adecuado es tan bueno como el que más. O mejor. En menos de un año ha logrado conquistar las 24 Horas de Le Mans con un Toyota y Daytona con un Cadillac. Dos santuarios mundiales de la Resistencia. Sus turnos al volante, en ambos casos, condujeron a su equipo a lo más alto.
La reivindicación consiste en refrescar en la memoria que cuando tuvo una buena montura en la F1, siempre fue competitivo. Alonso se ha marchado de la disciplina reina del automovilismo porque ya no ganaba, pero sobre todo porque ya no se divertía, porque era una frustración verse siempre en el grupo trasero, o retirado. En los deportes del motor, la destreza del piloto debe complementarse con un vehículo competente. No hay otra. El nuevo Alonso mantiene su talento, pero ahora con coches a su altura. El único problema es que lo hace en escenarios más distantes, menos mediáticos en España. Aquí se popularizó la Fórmula 1 gracias a su eclosión. Ahora se abre un nuevo reto: acercar estas pruebas al gran público. No va a ser fácil. De entrada, As fue el único medio español en Daytona. Hay trabajo por delante.