LA PIZARRA TÁCTICA

El desarrollo del Barça y Messi con Dembélé en la derecha

Con dos Clásicos a la vista, Valverde recurrió a un cambio de sistema para agitar la remontada en Sevilla y reactivar el ataque. Dejó el 4-3-3 y apostó por el 4-2-3-1 para juntar a Dembéle y Coutinho, cada uno en una banda, y liberar a Messi como enganche. Su decisión no sólo giró el resultado, sino que abrió una opción para el Bernabéu que puede utilizar de inicio o si se ve más apurado durante la eliminatoria. La presencia de Dembélé en la banda derecha benefició a Messi más que a nadie. El argentino protagonizó 22 acciones, dio cuatro pases al área y realizó otros cuatro regates más en el segundo tiempo en relación con el primero. Además, ganó un socio directo en Dembélé (12 pases). La participación de Messi aumentó así como su trascendencia en los metros decisivos. Tres factores animaron su portentosa actuación.

El Barcelona dispone de un posible receptor en el costado con Dembélé en esa posición. El lateral rival y el centrocampista de ese perfil (Reguilón y Kroos en el Madrid) no deben perder la atención en las posibles entregas al galo y, por tanto, las ayudas y vigilancias que puedan realizar sobre Messi quedan reducidas. La ubicación de Dembélé ensancha los ataques y entorpece la basculación del contrario. Busquets y Rakitic surten a Messi, que puede entrar en contacto con el juego sin la habitual maraña de futbolistas que le suele rodear. En caso de que Valverde abogue por esta alineación, a Solari se le presenta un conflicto interesante. Si el técnico blanco opta, pese a todo, por estrechar el pasillo central para sujetar mejor a Messi, estará desprotegido en los márgenes. Además, tampoco se asegura de por sí una mejor respuesta defensiva. El Madrid no soportó las asociaciones interiores del Levante en el último compromiso. Modric y Kroos no supervisaron su espalda y fueron incapaces de ejercer como recuperadores (sólo cinco balones interceptados entre ambos). En cambio, si Solari pretende no descuidar las bandas, Messi gozará de más espacio con lo que ese escenario implica. Casemiro, lejos de su versión más plena, no debería contar con las coberturas continuas de Modric y Kroos.

Por último, la verticalidad de Dembélé en conducción proyecta al Barça y le permite estirarse de una forma más directa. Es conocido el atrevimiento del extremo en todos sus registros. En el Pizjuán sólo hizo pases de construcción (28 con un 79% de efectividad) y ninguno de conservación, un dato que ratifica una vez más su osadía. El Barcelona agranda su poderío en el juego de transición que cada vez descoloca más al Madrid. Aunque escapó vivo contra el Levante, el conjunto blanco se vio agobiado por las contras locales (20 en total). Valverde también cuenta con la opción, muy probable de inicio, de utilizar el 4-3-3 con Dembélé en la izquierda y Sergi Roberto como interior derecho. Las condiciones del canterano podrían validar tanto su intervención como un centrocampista más, acompañando a Busquets y Rakitic, como su funcionamiento por momentos como hombre en la banda derecha para desempeñar un rol similar al de Dembélé en Sevilla. Esta estructura limita el control del Barcelona, pero regenera su fútbol ofensivo. Messi lo agradece y a Solari le presenta otro problema que reparar. 

La presencia del lateral

Casi la única jugada provechosa de Messi en el Clásico copero de la ida contó con Semedo como pieza clave. La incorporación del lateral le dio una línea de pase a su derecha que no siempre tiene. Messi se hace incluso más impredecible.

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