Malos tiempos para las canteras

Canteras en horas bajas. La victoria 3-1 del Barcelona al United en la final de Champions de Wembley es una de las obras más perfectas del Guardiola entrenador. Estuve en el estadio y jamás vi una combinación de precisión y velocidad de circulación de balón mejor. Aquel día el Barça formó con siete canteranos en el once inicial, y un octavo como Carles Puyol entró desde el banquillo, peleó para llegar al partido después de una lesión. Era un fantástico momento de La Masia, una generación absolutamente irrepetible. Hoy sería imposible, más aún con la estrategia que sigue el club: Lenglet, Semedo, Arthur, Dembèlè y ahora Frenkie de Jong son futbolistas, que por buenos que sean, tapan la progresión del talento, que se entiende, viene por debajo. Quizá sea necesario pero son un obstáculo añadido para los Aleñá, Oriol Busquets o Riqui Puig. Algo que también se da en La Fábrica: Rodrygo, Vinicius, Brahim o Militao no son buenas noticias para la cantera. Por cierto, entre los nueve fichajes citados son casi 500 millones en traspasos. Todos los citados son Sub-23. De un tiempo a esta parte, algo ha dejado de funcionar como solía.

Jorge Molina. "Más moral que el Alcoyano" es una expresión futbolera que se aplica a la vida, y también, por qué no, a uno de sus vecinos más ilustres: Jorge Molina. A la edad en la que el noventa por ciento de los profesionales se retiran, él golea más y mejor que nunca. En abril cumplirá 37 años. Su golazo al Valencia, sitúa al Getafe a las puertas de las semifinales de Copa del Rey. En Liga, con ocho, ya mejora su registro de la pasada temporada. Ha convertido un tercio de los goles realizados por su equipo. Le da igual que le pongan con otro "grande" como Mata o uno más "menudo" como Ángel. Molina empezó en Tercera, fue pichichi de Segunda con el Elche, hizo historia para el Betis consiguiendo su gol 2000 y clasificando con un tanto suyo al equipo para Europa League. No sería extraño que volviera a repetir la historia como azulón.

"Loty": la guerrera. Esta semana nos ha dejado Carlota Eguskiza, una joven cántabra de 31 años, que en el baloncesto encontró una de las motivaciones fundamentales para afrontar la lucha contra el cáncer. Superó la enfermedad en dos oportunidades, aprovechó para volver a desarrollar su pasión sobre las canchas que jamás quiso dejar. Carlota fue muy activa en el apoyo a los demás, escribió una carta al futbolista del Athletic, Yeray Álvarez, cuando conoció que padecía un cáncer testicular, detalle que el jugador nunca olvidará como demostró a través de sus Redes Sociales. A pesar de marcharse muy joven, triunfó en la vida, ya que se ha convertido en un brillante ejemplo de lucha. Descanse en paz.

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