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Lydia Valentín triunfa con tramposas o sin ellas

Cuando Lydia Valentín se proclamó triple campeona del mundo el año pasado en Anaheim (California), había nueve países menos en liza, nueve potencias suspendidas por haberse agarrado al dopaje como atajo hacia el éxito, por haber acumulado más de tres positivos en los reanálisis de los controles de Pekín 2008 y Londres 2012, por haber dejado a la halterofilia al borde de un abismo que cuestionaba su presencia en Tokio 2020. Sólo faltaría que una deportista como Lydia, que se ha visto siempre perjudicada por tanta tramposa a su alrededor, que recoge ahora medallas manchadas en el pasado por sus rivales, se hubiera quedado fuera de los Juegos. La tibia sanción de un año ha terminado y esas nueve selecciones ya están presentes en los Mundiales de Turkmenistán. Aun así, Lydia Valentín sigue ganando.

Lydia conquistó este jueves dos oros, en total olímpico (la pieza gorda) y en arrancada, y un bronce, en dos tiempos. Por segundo año consecutivo ha redondeado la doble corona: campeona de Europa y del Mundo. No sería correcto decir que ha revalidado el título, porque ha competido en un peso diferente, en 81 kilos. Unos problemas físicos durante la preparación desaconsejaron que Lydia se exprimiera para bajar a la categoría de 76 kilos, que es donde tendrá que competir en Tokio. Todavía tiene margen para retomar esa senda. Con las tareas de la temporada sacadas con matrícula, a la levantadora española le queda aún un oro pendiente. Ya no depende de ella, sino del COI. Es aquel título olímpico de Londres 2012, que Lydia no pudo disfrutar entonces, taponada por las tramposas de turno. Todavía se lo deben.