Por ahí viene, entre premios

El fútbol también se ve por el retrovisor. Son seis años ya los que Modric lleva en el Real Madrid. Recaló en el club comenzada la 2012-13 y en medio de una Supercopa de España ganada al Barça. Su traspaso se cerró de madrugada, horas después de que los blancos perdieran en Getafe. “Nuestro partido ha sido inaceptable”, fue lo más dulce que dijo Mourinho. Algunos quisieron ver en aquel fichaje una cortina de humo para esconder el mal arranque liguero (empate y derrota). “La llegada de Modric no tiene nada que ver con los resultados”, zanjaba Butragueño, que en el croata veía parte de su pasado: el pelo rubio, la cara de niño y esa facilidad para la pausa y la arrancada, para jugar casi de puntillas.

Debutó en la vuelta de la Supercopa y cuatro días después fue titular ante el Granada, una tarde de hace seis veranos que el retrovisor del fútbol nos demuestra mucho más cerca de lo que pensamos. ¿Lo dudan? Cristiano marcó dos goles ese día, pero no los celebró. “Estoy triste y la gente del club lo sabe”, dijo. Una queja eterna. Seis años después, el portugués ya no está y la camiseta de Modric es la que más se vende en la tienda del Bernabéu. Hace tiempo que Luka da las largas y pide paso. Por ahí viene, entre premios.

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