Semenya y la discriminación

Caster Semenya competirá este sábado en París. Sus carreras vuelven a estar en la mirilla, después de que la IAAF presentara hace dos meses una norma para regular a las atletas con hiperandrogenismo, que tendrían ventaja sobre sus rivales en las distancias que van de los 400 a los 1.500 metros. Desde el 1 de noviembre ya no podrán competir, salvo que rebajen esos niveles con medicación hormonal. Semenya es una deportista DSD, con Desarrollo Sexual Diferente, y por ello su cuerpo produce más testosterona. La regla es claramente anti-Semenya. Tanto es así, que esta semana se reunieron Sebastian Coe y Aleck Skhosana. La IAAF afirma que estas atletas corren con una ventaja física y la Federación de Sudáfrica replica que la norma discrimina a deportistas por sus características naturales.

Semenya ha recurrido al TAS: “Quiero correr naturalmente como nací”. Este arbitraje ya dio la razón en 2015 a Dutee Chand, porque no es la primera vez que la IAAF intenta algo parecido. Hay cierta contradicción en este reglamento: si un hombre tiene un exceso de testosterona natural puede recibir un permiso especial. En el caso de una mujer, sin embargo, tendría que reducirlo con métodos que, como cualquier tratamiento médico, podrían causar efectos secundarios. El TAS decidirá. Los casos de discriminación, sean de la índole que sean, son delicados. Esta misma semana, en España, hemos conocido la denuncia de la ciclista Leire Olaberria en el CSD contra el trato de la RFEC. Ella habla de discriminación por ser madre. La Federación alega motivos deportivos. Los tribunales tienen trabajo.