La bandera de la limpieza

La Selección de halterofilia nos visitó este lunes en As, con Lydia Valentín al frente, después de triunfar en los Europeos de Bucarest: 13 medallas. Ella es la líder de este grupo, como reconocen sus compañeros con admiración y agradecimiento. “Nuestro espejo”, apunta Josué Brachi, el otro campeón continental. Lydia llegó envuelta en una bandera de España. Un gesto muy simbólico en una mujer que ondea la bandera de tantísimas cosas. Ella es la bandera de nuestra halterofilia, ha colocado en el mapa una actividad que apenas tenía repercusión. También es bandera del deporte femenino, porque su imagen confirma que no hay disciplinas que no puedan dominar las mujeres, que no hay deportes masculinos o femeninos. Hay Deporte. También es la bandera de la limpieza, de la competición honesta, sin trampas y sin atajos.

Lydia condena el dopaje sin titubeos. Y todo el equipo se ha impregnado de ese discurso. En estos Europeos faltaron ocho países sancionados, pero la Selección no considera que sus resultados valgan menos por eso. Todo lo contrario: “En muchos campeonatos nos han robado”. Su percepción es que hemos presenciado una edición “más limpia”, pero todavía con competidores que inducen a la sospecha. Ante la amenaza de que el COI dejara a la halterofilia fuera de los Juegos Olímpicos por sus reiterados escándalos, la Federación Internacional ha tenido que tomar medidas firmes, pero los españoles aún la acusan de tibieza. Hay un dato revelador: los países suspendidos estarán liberados en noviembre para los Mundiales de Turkmenistán, justo los primeros que son clasificatorios para Tokio 2020. Las medias tintas no borran la mancha.