Peor que la derrota, los síntomas

En 2009 España abrió el Eurobasket con derrota ante una Serbia a la que aplastó después en la final. En el pasado Mundial, barrió en la primera fase a la misma Francia que la iba a eliminar en cuartos. La moraleja es que la primera jornada no deja heridas mortales, menos ante un equipo que demostró que ni el subcampeonato mundial fue un espejismo ni Djordjevic es un acróbata destinado a caer: el baloncesto europeo ha recuperado a Serbia. Así que peor que la derrota fueron las sensaciones de una España a la que le sobra cada vez menos en la curva descendente de su ciclo legendario. La Selección no dio buenas sensaciones físicas, el campeonato dirá si sólo por extensión psicosomática de la ansiedad que le agarrotó. Y Pau Gasol, uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto FIBA, ejerció una exagerada causa-efecto. Gasol es el indudable inicio de España pero no debería ser también el final.

Sensaciones y números: de 21-9 a 50-62, parcial de 29-53 en el tramo central del partido, en el que asomaron algunos de los males que intuimos en la gira de preparación. Ataques áridos en estático, lagunas en el rebote y naufragio en el tiro (3/19 en triples por el 7/14 de los serbios sólo en el segundo tiempo). Este partido no debería deprimir a un equipo que conserva las mismas posibilidades de ser campeón que antes de jugarlo. Sólo recordarle que ahora está en otro estrato de la lucha de clases y que ya no le vale casi cualquier escenario para ganar a casi cualquier rival.

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