La marea azul siempre fiel

Banderas azules. Un año más, ahí seguían fieles esas banderas azules con esa cruz amarilla que acompañan a Alonso desde hace más de una década por todo el mundo. Más allá de la frontera española, son muchos los que no saben que se trata de la bandera asturiana, se piensan que es una especie de símbolo creado por el piloto. Y en cierto modo así es porque, con permiso del resto de asturianos, cuando uno ve ese estandarte azul con la Cruz de la Victoria no puede evitar asociarlo con Fernando. Es el poder y el magnetismo que tiene el bicampeón.

Marea fiel. Y ese reconocimiento es el que, incluso en sus horas más bajas, hace que la marea azul siga siéndole fiel en cada circuito al que va. Da igual que tras cinco carreras (4 en su caso) lleve cero puntos en su casillero, su peor registro desde su debut en 2001 con Minardi. Da igual que el héroe nacional del fin de semana fuera otro joven piloto español que llega arrasando a golpe de madurez, talento y resultados. Ahí estaban las gradas del circuito español llenando el silencio que han dejado los V6 con un grito común: “Alooonso, Alooonso”.

Testigo. “Sabemos que la principal atención aquí es Fernando. Él es el más grande, el que ha conseguido atraer a toda esta afición al circuito. A Roberto y a mí ahora nos toca seguirlo”. Así de humilde y sincero se mostraba Carlos Sainz mientras tiraba gorras a una grada abarrotada. Pero tiene razón. Alonso estará encantado de entregarle el testigo el día que decida dedicarse a jugar a la ‘Play Station’ en casa. Pero a día de hoy, sigue siendo el ídolo español. Y su objetivo es claro y está lejos de la retirada: ganar su tercer Mundial con McLaren-Honda.

Button. Parece casi imposible después de escuchar a su compañero Button decir que las primeras 30 vueltas del domingo habían sido “las más aterradoras de mi vida”, para luego dudar de que puedan puntuar en toda la temporada. Alonso no sólo ve posibles esos puntos, sino que incluso cree que pueden ganar carreras este año.

Sonrisa. Así es Alonso, cabezota por naturaleza (adjetivo que suele responder cuando le preguntan por un defecto). Pero si compartes unas horas con él, si le observas actuar atentamente por el paddock, te contagia su fe. Está feliz. Va con su sonrisa a todos lados, atiende amablemente a la Prensa concediendo casi más entrevistas en dos meses que en los cinco años que estuvo con Ferrari, bromea y no se altera por nada, ni siquiera por ver perder al Madrid.

Recompensa. Así que ni fingimientos, ni psicólogos, ni Mercedes llamando a su puerta. Él confía en que con McLaren-Honda volverá a ganar un Mundial. Y ese día, esas banderas azules con la Cruz de la Victoria que le acompañan fielmente desde hace una década por todo el mundo, tendrán su recompensa.

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