Laso se carga el espectáculo Llull

Llull estaba haciendo un partido portentoso. En 12:27 minutos había metido 17 puntos. Cuatro canastas de dos y tres triples sin fallo. ¡100% de acierto en tiros de campo y 20 de valoración! Él solito había revolucionado el partido. Sustituyó a Carroll cuando el encuentro era un horror: 9-12 en 7:33 minutos. Llull era todo espectáculo por velocidad, acierto y osadía. El público deseaba que el balón llegara a sus manos, a la espera de que algo mágico volviera a pasar. Sus 17 puntos habían sentenciado el partido al descanso: 26-41. Ahora la cuestión era cuantos metería en la segunda parte. Su récord era de 27. Tenía tiempo sobrado para sobrepasarlo, e incluso superar las plusmarcas de sus compañeros: Rudy y Carroll (36), Reyes y Ayón (34) y Nocioni (31).

Pero Laso no le sacó tras el descanso. Le tocaba jugar a Carroll. Así estaba escrito en el libro de rotaciones. ¡Si quien manda es una planilla, no sé qué pinta el entrenador! Carroll se mantuvo en la cancha todo el tercer cuarto. Aunque no tuviera su día: 6 puntos en 17:33 minutos y -4 de valoración. Pero le tocaba jugar. Hiciera lo que hiciese. Comenzó el último cuarto y le volvió a sustituir Llull. También era lo que tocaba. En 6:54 minutos no lanzó ninguna vez a canasta. Ni dio alguna asistencia. No hizo ninguna falta. Tampoco cogió un solo rebote. No digo que lo hiciera aposta, pero todo jugador de carácter tiene su dignidad. Ese Llull nada tenía que ver con el de antes. Entonces le hicieron falta, y Laso le cambió. Los hechos hablan por sí solos.

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