Las Guerreras no iban a ser menos

Algo está pasando en nuestro deporte femenino, y más concretamente en el de equipos, que es una locura. La Selección de Waterpolo es la vigente campeona mundial y europea; la de Baloncesto, campeona europea y subcampeona mundial; la de Balonmano, ya es, como poco, subcampeona europea, que es como decir mundial también, pues de los 62 podios que ha habido en la historia de los Campeonatos del Mundo, 60 han sido ocupados por selecciones europeas. Los nombres de Silvia Navarro, Marta Mangué, Macarena Aguilar, Eli Pinedo o Carmen Martín han entrado en el imaginario español como lo hicieron este año los de Laia Palau, Alba Torrens o Marta Xargay en el baloncesto, y Jennifer Pareja o Laura Ester en el waterpolo.

Mujeres de Oviedo, Santander, Amurrio, Vitoria, Pamplona, Bolaños y Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Valencia, Santa Pola, Málaga, Roquetas, Las Palmas, Los Realejos (Tenerife) y Lisboa, que están a un partido de ser campeonas. Mujeres que se han tenido que ir a jugar a Francia, Hungría y Rumania, porque aquí el balonmano sólo da para vivir con mil euros al mes. Mujeres que cuando se juntan y hablan el mismo idioma, se convierten en las Guerreras. No son las mejores (ayer lo pasaron mal incluso con la ventaja que tenían), pero portan un gen competitivo que las hace temibles y, al mismo tiempo, imprevisibles. Mañana puede suceder cualquier cosa. Hasta que se conviertan en las primeras candidatas a los próximos Premios AS.

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