Alonso, al borde de la desesperación

Descorazonador resultó escuchar a Fernando Alonso tras la calificación del GP de Estados Unidos. Oírle decir que estar sexto en la parrilla de salida es un resultado mejor de lo previsto o que acabar la carrera es su objetivo para hoy son señales inequívocas de que se encuentra al borde de la desesperación. Le cuesta ya dar explicaciones, asumir lo lamentable de cuanto ocurre y encontrar un argumento al que agarrarse para intentar finiquitar las tres competiciones que aún tiene por delante en esta travesía por el desierto en que se ha convertido su temporada con Ferrari. Lo único esperanzador es saber que es la última y, a partir de ahí, confiar en que vendrán tiempos mejores ya lejos de Maranello. Sensaciones opuestas a las que todos, los aficionados y él mismo, tuvimos cuando hace cinco años se inició lo que parecía un sueño teñido de rojo.

Cuando Alonso salga de Ferrari se quitará un peso de encima. Se le ve apesadumbrado y no es para menos. El peor de los escenarios para cualquier piloto, especialmente para uno de su talento, es asumir ya antes de competir que la victoria está vetada para él. Por eso la decisión sobre su futuro se está demorando tanto, ya no le quedan muchas balas que gastar pero sobre todo necesita reconciliarse con el triunfo lo antes posible. Correr sin ganar no tiene sentido para él y su estado de ánimo se resiente de forma evidente cuando ni siquiera tiene oportunidad de perseguirlo. Y esta pesadilla no podía prolongarse en el tiempo, así que su huida de Ferrari era la única alternativa que le ha dejado un equipo que no es ni la sombra de lo que fue. Sólo queda el consuelo de que el rendimiento de Raikkonen, con sus mismas armas, sirve para refrendar con rotundidad cuál es el problema. Por si alguien lo duda...