España, voracidad de campeón

España inicia esta noche la segunda fase del Mundobasket. Ya son partidos a vida o muerte. Tres para la final. Un error, y a casa. Es posible, pero no probable. Orenga ha estado preparando a sus jugadores para que jueguen con red. Hasta que no ganan por veinte puntos no están contentos. Sea el rival Irán o sea Francia. Da igual. La Selección se pone unos deberes y hasta que no saca el sobresaliente no para. Se pudo observar sobre todo ante los franceses. Gasol y compañía les ganaban en el primer tiempo por cinco puntos, por diez, pero se les notaba nerviosos, presionados. Sienten tal voracidad que cualquier diferencia que en el baloncesto pueda parecer cómoda, a ellos les parece insuficiente. Muerden hasta matar.

Hacen bien, porque esto les prepara para ser campeones (con permiso de Estados Unidos). Ante Serbia, sin jugarse nada, establecieron su anotación récord en el primer cuarto: 34 puntos. Y la anterior plusmarca ya la tenían alta: 30 puntos frente a Brasil. Ninguno de estos rivales son menores, por cierto. Todos los partidos van al límite. Las concesiones se hacen cuando el rival agoniza. Como dijo el maestro Ferrándiz, el campeón nunca hace prisioneros. Aplicando lo de que se juega como se entrena, los partidos decisivos, los que están por llegar, España los jugará a este mismo ritmo vertiginoso que estamos viendo, porque no sabe hacerlo de otra manera. Orenga ha dado libertad al talento, y ahí están los resultados. De ganar, nadie se cansa.

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