Olympiacos volvió a salir airoso

El Palacio de la Paz y la Amistad se convirtió una vez más en una campo de batalla sobre el que el Olympiacos planteó un enfrentamiento a cara de perro, con la dureza como estrategia y el contacto como constante para frenar la clase de los blancos. El Real Madrid tardó en entrar en juego, aunque cuando lo hizo enjugó de forma lenta pero inexorable la ventaja que los griegos habían obtenido en sus acometidas iniciales. Con las ideas muy claras y la intención de dar la vuelta al sentido de la eliminatoria, los rojiblancos mostraron su mejor versión, la única que les permite competir con el conjunto madridista.

A pesar de la mejoría madridista conforme transcurría el partido, el equipo de Pablo Laso no pudo dar la vuelta al marcador y el Olympiacos volvió a tomar una renta que administró hasta el final. Dio la impresión de que se iba a quedar sin fuelle, ya que, como tantas veces esta temporada, los madridistas impusieron su juego de forma paulatina. Sin embargo, en esta ocasión no remataron la faena, ya que los griegos mostraron de nuevo su proverbial competitividad. Aún así, el Madrid tuvo su opción de victoria que desperdició en la línea de los tiros libres. La sensación, un partido más, es que el Madrid es un equipo más completo y con más recursos. Pero no hay que fiarse ni un ápice, porque a pesar de la ventaja y del juego desplegado, la eliminatoria está en el alero. La seña de identidad del actual campeón de la Euroliga es salir airoso de situaciones desesperadas.

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