En Ferrari prescinden de Domenicali a destiempo

Madrid

En multitud de ocasiones he cuestionado la gestión de la escudería Ferrari, encabezada obviamente por Stefano Domenicali bajo el mandato del presidente Montezemolo. Como máximo responsable del proyecto de Fórmula 1 de la marca italiana no estaba siendo capaz de alcanzar los niveles de excelencia que se esperan de una leyenda del automovilismo, dentro y fuera de los circuitos. Su destitución (porque yo tengo serias dudas respecto a esa dimisión voluntaria) era una maniobra previsible como revulsivo dentro de Maranello, incluso en el supuesto de que toda la responsabilidad de lo que allí ocurra no sea absolutamente suya. Sin embargo, creo que este cambio en la jefatura llega en un momento inoportuno, debería haberse producido mucho antes, durante el invierno y no con el Mundial en marcha. Básicamente porque esto era algo que se veía venir desde hace mucho y Montezemolo ha sido incapaz de atajar la crisis cuando era necesario.

Por si la situación actual en Ferrari no fuera complicada ya en sí misma, ahora deberán enfrentarse a esta revolución en su cúpula. Para sustituir a Domenicali llega un ejecutivo del que tan sólo sabemos que parece tener poca experiencia en el mundo de la competición, al menos a la vista de su trayectoria profesional. Por supuesto que no debemos dudar de su capacidad de antemano (todo lo contrario, parece un directivo brillante), pero ponerse al frente de esa nave sin rumbo que es ahora el departamento de carreras de la marca representa un desafío mayúsculo. No se trata de dar continuidad a un proyecto ganador y consolidado, sino de dar la vuelta por completo a un equipo que se encuentra a años luz de sus objetivos, con un coche lento y la mayor parte de su prestigio hipotecado ante la ausencia de resultados. En esas condiciones, creo que este relevo quizá traiga más complicaciones que ventajas. Ojalá me equivoque y sólo resulte inoportuno, no baldío…

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