El Madrid sufrió demasiado sin Cristiano

La Champions, Alemania, el Madrid.... ¡Qué sufrimiento! Tomás Roncero temía el partido, yo no. ¡Qué razón tenía él en su inquietud sobre si Cristiano estaría o no para jugar! Sin él, el Madrid se acobardó. Y eso que no empezó mal. Vimos un arranque de tú a tú, con la posibilidad además de dejarlo todo resuelto por la vía rápida, con un penalti que falló Di María. Pronto vino el gol, una cesión de cabeza mal medida de Pepe hacia atrás, una salida de Casillas que quizá debió esperar y Reus metiéndose por la fisura para marcar el gol. Un accidente, podíamos pensar. Como lo del penalti fallado.

Pero lo que vimos entonces fue que el Madrid se afligió. No hubo serenidad ni juego, perdió el balón cada vez que se aventuraba hacia el medio campo, careció del temple que se les exige a los grandes jugadores. Un desconcierto colectivo que hizo lamentar infinitamente la ausencia de Cristiano, que tiene eso: juega bien si el Madrid juega bien y juega mejor todavía si el Madrid juega mal. Y no le acobarda ni la Sexta Flota. Sin él se amilanó el grupo, los nervios se tradujeron en imprecisiones y la peor de todas la cometió Illarramendi y costó el segundo gol. Al descanso aquello olía a chamusquina.

La segunda mitad fue, sobre todo, cosa de Casillas, que compensó las dudas del primer gol. (¡Ay, si jugara más!). Y del palo, que salvó la más difícil. Contraataques aislados, en los que Bale y Benzema desperdiciaron situaciones de ventaja para cerrar el partido. No pudo ser y la agonía duró hasta el pitido final. Pasó el Madrid, pero pasó con aviso. Pasó también Mourinho, que organizó el numerazo con el 2-0. Ojalá haya Chelsea-Madrid en semifinales. Y hoy, Atleti-Barça, me figuro que sin Diego Costa y seguro que sin Piqué. Messi andará por ahí, para él serán casi todas las miradas. Las demás, para el Cholo.

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