La inevitable realidad de los pilotos de pago

En la parrilla de la Fórmula 1 encontramos también este año pilotos que no acreditan ni palmarés ni seguramente talento para disfrutar de tal privilegio. Algunos ya estaban y otros han llegado, son los denominados ‘pilotos de pago’ que realizan una aportación económica, directa o indirectamente, a la escudería para colaborar no ya en el proyecto sino diría que en su supervivencia. Es algo que no agrada a nadie (bueno, imagino que sí a los protagonistas), desde luego ni siquiera a los equipos, sólo una consecuencia más de esta crisis galopante a la que tampoco son ajenos los grandes premios, por mucha exclusividad y glamour que allí podamos encontrar. Y ejemplos de este estilo se dan en cualquier modalidad del motor.

En ocasiones escucho quejas, algunas muy airadas, sobre lo que está ocurriendo al respecto. Da la impresión de que algunos piensan que hay quien disfruta teniendo que limitar técnicamente la evolución de coches y motos, reduciendo el número de entrenamientos, fichando a pilotos de menos nivel pero con dinero o haciéndonos pagar por ver las carreras en televisión. Ese criterio no se sostiene de modo alguno, quienes lo defienden parecer ignorar realidades mucho más serias y dramáticas que estas nimiedades, que comparativamente lo son aunque a los que nos apasiona el deporte nos parezca algo trascendental. Así que la prioridad indiscutible en esta coyuntura es la continuidad de los campeonatos, porque sólo así habrá oportunidad de esperar a tiempos mejores… que los habrá.

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