Moyes no quiere sacar a Ferguson de la foto para que sepan qué United dejó

Presente en Old Trafford. Cuando Matt Busby, legendario entrenador del Manchester United, dejó el club en 1969, decidió seguir presente en los entrenamientos del equipo y en los partidos. Y su sombra era muy alargada. Sus sucesores, Wilf McGuinness y Frank O'Farrell, admitieron sentirse intimidados por su presencia: afectaba a sus decisiones y, a ojos del público, los nuevos preparadores siempre perdían todas las comparaciones. Sir Alex Ferguson anunció el día de su adiós que la afición debía apoyar a su nuevo entrenador pasara lo que pasara. Lo que no añadió es que él iba a formar parte de ese respaldo: con su presencia en el palco de Old Trafford y viajando con el equipo.

Herencia. Moyes decidió al principio de su reinado que no quería contar con Ferguson, prefería que no estuviera presente en el día a día. Pero algo ha cambiado: después de perder en la Copa de la Liga, caer eliminados en la FA Cup y tras más derrotas en la liga que todo el año pasado, han empezado a publicarse historias de reuniones entre el exentrenador y Moyes. Estas cosas no se hacen públicas por casualidad. Moyes no quería que Ferguson confundiera a los futbolistas y que Sir Alex disminuyera su autoridad, pero ahora se plantea que igual no es del todo mala idea que se le vea, que se recuerde que ésta es aún su plantilla, un grupo deficiente, desequilibrado, al que le falta velocidad y talento: la herencia de Ferguson, pues. Mejor no sacarle del todo de la foto.

Desconfianza. Las derrotas del United han creado cierto escepticismo en la plantilla (Vidic se quiere ir, Rooney no está pensando en renovar, Wellbeck y Ferdinand han mostrado sus dudas). Los jugadores con más experiencia no tienen claro la capacidad de Moyes para darle la vuelta al asunto, para lograr quedar entre los cuatro primeros, el único objetivo de esta temporada de transición para el club y también para los futbolistas, que verían sus sueldos reducidos en un 25 por ciento si no juegan la Champions el próximo curso.

Realidad. Esto ha servido a Moyes para darse cuenta de lo que tiene. Así, Rooney no ha correspondido con juego al apoyo que le ha dado. El club está dispuesto a venderle, incluso al Chelsea. Le falta motivación, está descentrado y una venta del inglés, y de otras vacas sagradas, iniciaría una era nueva en el club. Moyes teme el mercado invernal porque sabe que no cambia nada (hay estadísticas que lo demuestran) y porque está todavía intentando descubrir qué tipo de talento y personalidad puede encajar en su plan: puede que alguno caiga en los próximos días, pero los fichajes de 6 o 7 jugadores de calidad llegarán en verano. Mientras, su intento de lograr la cesión de Coentrao es inútil porque el Madrid ha decidido que el portugués no se va en enero.