Costa puso en su sitio al Valencia

El Valencia apareció por el Vicente Calderón intentando ser lo que hasta la fecha en Liga no había sido. Saltó a jugar contra el Atlético de Madrid con voluntad de estar a la altura del adversario, del escenario, de la historia a la que representa. Quería ser un equipo intenso, competitivo, con personalidad. Lo hacía curiosamente el mismo día en el que hace 12 años el Valencia remontó tras el descanso un partido en Montjüic contra el Espanyol y que en caso de perderlo hubiera terminado con Rafa Benítez en la calle. Para darle más aire de ‘gramola’ al partido de anoche, el Valencia lo jugó con una equipación que es un homenaje al Doblete que ganó hace una década precisamente porque Benítez continuó. Pero llegó Diego Costa y le despertó de la quimera de querer ser lo que hoy no es y le puso en su sitio. ¿Jugó mal el Valencia? No ¿Jugó bien? Tampoco. Ni fu ni fa.

El partido cayó del bando rojiblanco por la inercia en la que habitan los del Cholo Simeone y también por los miedos y dudas que sienten los de Djukic . El primero de los goles del Atlético es un fiel reflejo de cómo está uno y otro equipo. Por un lado, Diego Costa corriendo sin tener duda alguna de cuál era su cometido y fin en esa jugada. Por otro, Víctor Ruiz reculando más y más sin saber qué hacer y sin ningún compañero llegando a la ayuda.

El Valencia buscaba en Madrid credibilidad y se encontró con su cruda realidad. Aguantó hasta que Diego Costa dijo lo contrario. Es un equipo lento, previsible, con escasos recursos ofensivos y nula estrategia a balón parado. Y sin fe. El adiós de Djukic puede llegar en horas, días o semanas. Pero llegará, y lo normal es que sea tras el Real Madrid.

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