Laso no se podrá quejar

Pablo Laso mira al banquillo y allí ve a Sergio Rodríguez o a Llull; a Rudy o a Carroll. A Mirotic o a Reyes. A Bourousis o a Mejri. Incluso a Darden o Slaughter, que la pasada temporada le ganaron la final al Barcelona. Hasta a Dani Díez, que es un talento. Laso siempre acaba encontrando a alguno de estos jugadores, porque todos no caben en la cancha. El fondo de armario del que dispone el Madrid de baloncesto es tremendo. Un lujo. Laso tiene plantilla para jugar a muy distintas velocidades, según lo requiera el partido o el rival. Puede sacar arte o músculo. Ayer, ante el Estudiantes, fue una prueba de ello. Cuando lo necesitó, Laso hizo pisar el acelerador al equipo, y el Madrid registró una diferencia a su favor de veinte puntos en un plis plas.

Cierto que enfrente estaba el Estudiantes, que sin desmerecerlo se encuentra en un nivel inferior. Equipos como éste pueden hacer frente a los grandes el primer cuarto o algún otro aprovechando que el contrario se relaje. Aún así, como el grande de turno no se tome en serio el partido, lo pone en apuros. De hecho, entre el Madrid, el Barcelona y el Baskonia perdieron 24 partidos en la última Liga regular. De los tres, es el Barcelona quien mejor pretemporada lleva (seis partidos, seis victorias). El Madrid y el Baskonia arrastran dos derrotas. Pero lo que cuenta es ahora, cuando las plantillas están al completo, y la imagen que ofrece el Madrid es espléndida. Eso que gana la Supercopa, con un Madrid-Barcelona en el horizonte para el fin de semana.

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