A Carlos Sainz Jr. no parece que le pese el apellido

Madrid

Nunca faltarán quienes pretendan derribar figuras incluso antes de serlo. Por eso no me sorprende que algunos ya se cuestionen si Carlos Sainz Jr. tendrá sitio en la Fórmula 1 cuando claramente no es el momento de hacerlo. El chaval tiene sólo 18 años y aunque sus pasos se encaminan hacia ese objetivo indiscutible, hay que darle tiempo al tiempo y permitirle que madure antes de hace juicios de valor gratuitos y precipitados. Eso no quita para que deje destellos tan deslumbrantes como el de su debut al volante de un F-1. Un Toro Rosso en sus manos, una pista exigente como Silverstone ante sus ojos y mucha presión aderezándolo todo. Uno de esos retos en los que no cuenta el apellido, sólo el talento. Nadie perdona, nadie ayuda... Sólo se citan el destino y el piloto.

Una especie de examen de selectividad pero sin posibilidad de recuperación en septiembre, todo o nada a una carta. Llegarán, sin duda, nuevas oportunidades para Sainz Jr. pero ninguna será ya jamás la primera. El siniestro doctor Marko dispuesto a poner nota a uno de los nombres más prometedores del automovilismo español y todos conteniendo la respiración. ¿Demasiada responsabilidad para un novato? Pues parece que no. Como los toreros en las tardes elegidas para la gloria, Carlos dio la talla, demostró que lo de menos es cómo se llame y lo importante que disfruta del regalo de unas manos prodigiosas. A partir de ahora vendrá lo que tenga que venir, el tiempo marcará su camino pero ya nunca olvidaremos ese día de verano en el que otro Sainz sorprendió al mundo. Aunque a algunos no les guste únicamente por eso…

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