Copas contra goles a toda velocidad

En la carrera de Gento, como en la de Cristiano, lo mejor sucedió a razón de once segundos cada 100 metros. Ambos simbolizan la aplicación de la velocidad al fútbol, arma contra la que no hay escudo. "Quiero futbolistas rápidos, porque la velocidad es lo único que no puede enseñarse", le escuché una vez a un entrenador del Madrid. Ese vértigo emparenta a Gento y Cristiano. También el violentísimo golpeo, en carrera o a balón parado. Pero sus virtudes se separan en la definición. Gento necesitó 428 partidos y 18 temporadas para meter sus 126 goles en Liga. En su campaña más productiva, su media no pasó de 0,43. Cristiano le pasará hoy o en breve en sólo tres años y medio a un ritmo superior al gol por partido.

Otros tiempos y otro puesto. A Gento nunca le pusieron a banda cambiada ("si hubiese existido esa moda, Manolín Bueno, su eterno suplente, hubiese jugado con la gorra en la derecha", dijo) y eso le quitó goles. "Corre mucho, pero es peor cómo se para", comentó uno de sus marcadores. "Él, yo y nueve más lo ganaríamos todo", dicen que contó un día Garrincha. Por delante tuvo a Di Stéfano y lo asumió: "Él es jefe de Estado y yo, el reintegro". Un reintegro de doce Ligas y seis Copas de Europa. En metales pierde Cristiano, pero en goles...

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