El cuento de hadas no era cuento

N unca imaginé al City en el Bernabéu erigido en amenaza real. Tendrá que ver con mi simpatía por el United y también con que, hasta esta primavera, no le vi ganar nada importante. Hace doce años, una película, El sueño de Jimmy Grimble, narraba la historia de un niño que soñaba con jugar en Maine Road (y lo conseguía gracias a unas botas mágicas), casa histórica del City demolida en 2004. Como un "cuento de hadas moderno y urbano" se presentaba. Y eso me pareció, porque resultaba increíble en esos momentos que un muchacho de Manchester prefiriera la gloria en el City que en el United. No era comedia, era ciencia ficción.

Pues en aquel equipo jugó Robinson y estuvo en el Bernabéu para disputar un amistoso poco amistoso ante el incipiente Madrid de los García. Cuenta que ya era equipo de pretensiones, visto como rico y casi a la altura del United, menos popular en la ciudad y más en el resto del planeta. No cumpliría con las expectativas y vio cómo su rival le comía el mercado y los títulos. Aún se recuerdan aquellos derbis de mediados de los noventa cuando los hinchas del City lucían provocativas camisetas con la leyenda "El abuelo de Uwe Rösler (su delantero centro, alemán) bombardeó Old Trafford" para intimidar a su poderoso vecino. Un vecino al que hoy miran de igual a igual.

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