Si le gustó Moura es buena noticia

En labores de manager general, su segundo empleo (el primero en el próximo mes), se dejó ver Mourinho en Hamburgo, como observador interesado del Brasil-Dinamarca. La deducción lógica es que ponía sus ojos en Lucas Moura, cuyos padres visitaron Madrid y el Bernabéu invitados por el club hace no demasiadas semanas. A la hinchada le gustaría creer que realmente fue así. Porque la afición acepta los fichajes de autor de Mou, de mejor (Di María) o peor grado (Coentrao), y también los que cubren necesidades primarias (un lateral derecho, un mediocentro que congenie con Xabi Alonso), pero necesita renovar su entusiasmo con otros que la lleven gustosa al estadio.

Y Lucas Moura es un jugador de calle, cuya genialidad acabó imponiéndose a la adversidad física. Criado en la escuela del exjugador del Valencia Marcelinho Carioca, a sus padres siempre les preocupó su delgadez, hasta el punto de que acabaron sacándole del Corinthians porque no le ponían un nutricionista ni le cambiaban unos horarios de entrenamiento que le abocaban al fracaso escolar. El Sao Paulo atendió sus demandas y hoy es su jugador bandera. Sacarle de allí estará entre muy caro e imposible, pero no hay relevo más prometedor para Kaká.

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