Centrales heroicos, mala señal

El heroísmo de los centrales en un grande se lee siempre en negativo, porque enaltece a los implicados pero deja en mal lugar a casi todos los demás. A los que permitieron que se jugase la media hora final ante las narices de Casillas por no darle aire al equipo (que respondan de eso Özil y Cristiano); a los mediocentros que colaboraron en el derrumbe; a Coentrao, que es cuarto y mitad de Marcelo en la ida, en la vuelta y hasta en el cambio de andén; al entrenador, que es quien le pone aunque su precio difícilmente le hará mejor.

Pero conste en acta el partido soberbio de Sergio Ramos y de Pepe, sin excesos, cerrando el espacio aéreo a Mario Gómez, que en casa es un nueve con mucha guasa. Aguantaron la acometida de un equipo cuyo orgullo le hace feroz y tiene vuelo con Robben y Ribéry. No se ablandaron ante el ambiente. Sergio Ramos, incluso, se sobrepuso a la desgracia del primer gol, en el que el balón que le rebotó accidentalmente puso a Casillas frente al pelotón de fusilamiento. En la vuelta el partido no debe pasar por ellos. Con lo de anoche tuvieron más que suficiente.

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