Como en la época de Perico

Al inicio del Tour de Francia, cuando Alberto Contador y Samuel Sánchez se vieron lastrados por la montonera de la primera etapa, escribí en el blog Pedaladas que la situación era buena para el espectáculo, porque esa imprevista diferencia les obligaba a atacar, siempre que tuvieran piernas para ello. Era una manera de ver el vaso medio lleno. Un análisis desde el corazón del espectador y del aficionado, porque lógicamente ellos no pensarán lo mismo: cualquier ciclista prefiere partir en una posición de ventaja que tener que remontar.

En el fondo, a la afición le gusta más este tipo de ciclismo, con sobresaltos permanentes. Ayer mismo, alguien me comentaba en la redacción que Contador estaba corriendo como Pedro Delgado, con el objetivo de arañar tiempo bocado a bocado. Aquella incertidumbre que nos ofrecía Perico en los ochenta nos hizo adictos al Tour. Ahora estamos en una situación similar. Samuel y Contador se han lanzado a la ofensiva durante dos días, y ahora tienen dos grandes etapas de los Alpes para rematar la faena.

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