Fastidia que el fútbol sea un trabajo

Guti tiene un interesante retrato estadístico: en sus catorce temporadas en el Madrid ha jugado el 70% de los partidos y sólo el 45% de los minutos. Es decir, que contó para todos los técnicos, pero en gran parte de los encuentros entró tarde o se fue pronto. Su fútbol no está hecho, como el de Raúl, para la unanimidad, y menos en el Madrid, club que sacraliza la ética del esfuerzo, muchas veces por encima del talento.

Y dicho esto, yo creo que el Madrid ha sido más bonito con Guti que sin él. A veces pienso que es un jugador de otro tiempo. Y creo que también lo piensa él cuando dice que de niño el fútbol le parecía una diversión y ahora es un trabajo. Un trabajo de precisión, en su caso, porque nadie domina mejor el último pase, suerte que tiene mucho que ver con la adivinación y el presentimiento. Quizá no haya nada más difícil en el fútbol y en ello se ha especializado tanto Guti que olvidó la regularidad, la presión sin el balón y la llegada, a pesar de su buen físico y su portentosa pierna izquierda. Metió una vez seis goles como medio y le trajeron a Zidane. Hizo 14 como delantero un año después y ficharon a Ronaldo. Debe entenderlo. En su juego para minorías los entrenadores descreídos son mayoría.

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