El Madrid no tuvo su penalti al final

Valencia y Villarreal, con dieciséis,Sevilla con catorce, Barça y Madrid, con trece. Se ha formado la escapada buena, que me parece que está llamada a abrir brecha. Éste es un campeonato en el que me parece que hay más diferencia que otras veces entre unos pocos y los demás. De ahí que esa sucesión de partidos encadenados contra Sevilla, Barça, Madrid y Villarreal, capricho del calendario, sea un Calvario que deja maltrecho a cualquiera. Ya ven: el Sporting ha salido de ahí y parece otro. ¿Y el Atlético? Debería estar en ese grupo, pero lo de Barcelona hace cuestionar muchas cosas.

Y voy al Bernabéu, donde hubo empate, en partido trabajadísimo por los dos, y quizá mejor jugado por el Espanyol, que tuvo más hilo argumental. El Madrid sesteó la primera parte, en la que salió a flote agarrado al inagotable Raúl, certero en el área, en la que sacó petróleo del poco juego que llegó. En la segunda mitad se echó más atrás, para dar orden a un juego que tendía a enloquecerse. El Madrid apretó, pero jugó como nervioso. Demasiado remate apresurado en las proximidades del área. Poca paciencia para llegar algo más allá, en busca del tiro más claro. Y fue un mal colectivo.

Por momentos pensé que la exhibición del Barça les pesó. También el juego consciente del Espanyol, bien pensado. Al final el partido se quedó en empate, porque el Madrid no tuvo el penalti final que sí tuvo el Barça hace una semana. Y pudo tenerlo: un libre de Sneijder fue rechazado en zamorana por Moisés. Pero para pitar un penalti hay que tener ganas, y a veces se tienen y a veces no. Ahí hay distancia en trato hacia el Barça y el Madrid, o vuelve a haberla, tras un año de neutralidad. Se acercan elecciones, será por eso. Pero si miramos penaltis, amarillas y rojas en la página de al lado notaremos diferencias.

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