Messi, Agüero y el inquietante Iturralde

Messi frente a Agüero. La réplica de Maradona frente a la réplica de Romario. ¿Quién es mejor? Me lo preguntan con frecuencia. Siempre me parece que el mejor de los dos es el último al que he visto. Son fenomenales los dos. Es verdad que Messi está bastante lejos (aún, y creo que siempre), de Maradona y que Agüero ya es como el mejor Romario. Pero como Maradona fue bastante más que Romario (y casi que cualquiera) eso no establece diferencia apreciable. La diferencia la tiene que ir marcando el tiempo, y sobre todo partidos como el de hoy, que son los que confirman a los grandes jugadores.

Puestos a comparar, Messi tiene más regate, descontrola más a las defensas, crea unos alborotos tremendos. A veces carga a ciegas, pero aún así provoca averías. A cambio, Agüero es una especie de asesino silencioso que no hace ruido, no rompe nada, tiene una velocidad impropia de su físico de culoncito, pisa con pies de gato y asesta puñaladas de pícaro. Como Romario, su apariencia no impresiona. Pero, como él, sabe dónde explotar las fisuras del contrario; más que forzarlas, las estudia y las aprovecha. Consigue las cosas con menos gasto que Messi. Y con frecuencia consigue más cosas que éste.

Serán las estrellas de esta noche, con permiso de Iturralde, que espero que no se entrometa. He ahí un árbitro peligroso, capaz de arbitrar bien, porque yo lo he visto, pero también de hacer lo peor que puede hacer un árbitro en el campo: actuar como si la gente hubiese pagado la entrada por verle a él. Más que evitar errores, le pido discreción. Para que podamos fijar nuestra vista, sin interferencias, en los dos jóvenes argentinos y en sus acompañantes, entre los que hay jugadores de enorme valía. Xavi e Iniesta, por ejemplo, otros dos que parece que nunca rompen un plato, pero que la matan callando.

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