El Madrid le debe Liga y media

Ya es mala suerte que le dejemos la última pelota del partido al único que sabemos que no va a fallar", se lamentaba ayer un bético en la redacción. Así es Van Nistelrooy. Así son los goleadores puros, especialistas que viven de un instante, a veces de un solo toque. Ni siquiera se les exige la presencia o el trabajo del resto. Sólo que sean puntuales y fiables. Resulta relativamente fácil explicar su tarea y, sin embargo, no hay suerte más difícil y mejor pagada en el fútbol.

Van Nistelrooy es el mejor de la especie en la Liga. Simula torpeza cuando baja a recibir o se desliza hacia las bandas, pero pisa el área y se ilumina. El Madrid le debe Liga y media. La de Capello, indiscutiblemente. Metió diez goles en los últimos ocho partidos, exactamente esos en los que la presión arruga a la mayoría. La temporada pasada jugó menos por las lesiones, pero mantuvo su media (16 dianas en 24 encuentros). En España marca en dos de cada tres partidos. Y pinta que, pese a sus 32 años, aún puede estirar su carrera. Le ayudará la renuncia a la selección holandesa. Y es que gran parte de su éxito radica en administrar bien la destreza.

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