Raúl y un Madrid caído en melancolía

El Madrid ha empezado el curso con melancolía, por los achares que le ha dado Cristiano Ronaldo, seguidos de una serie de despechos más: Robinho, Villa, Cazorla... El club arrastra eso y se nota en el equipo, que anda como afligido, a tirones en su juego, vibrante a ratos, cuando olvida su pena, y depresivo en otros, cuando se vuelve a poner triste y azul. Hasta a Casillas, tan fuerte de ánimo siempre, se le ve como triste y desazonado, y hasta con mal humor en las contestaciones. Así que metidos en este ánimo introspectivo y pesimista, no es raro que el madridismo vuelva a cuestionarse a Raúl.

Tema difícil, cada año más. Ha perdido el puesto en la Selección, que encima ha dado el salto justo cuando él se fue; Higuaín empieza a parecer el primero de cuantos se han puesto en la cola para sustituirle (Owen, Baptista, Robinho, Cassano, Saviola...) con verdadera solvencia para coronar la empresa; y él, como todo veterano, ha empezado la temporada flojo. Entra menos en juego y toda la impaciencia del madridismo por lo que ha ocurrido se centra en él, el más visto. Justo cuando se aspiraba a una novedad fabulosa en la plantilla, lo que aparece ante los ojos es el insistente esfuerzo de Raúl.

Schuster le respalda e invoca el respeto que merece una leyenda. Es justo. Pero el problema está ahí y sólo se puede resolver con un estado de forma recuperado, con una rapidez de movimientos que le está costando alcanzar. Y con goles. El madridista mira la temporada con aprensión, ve la felicidad del Atlético, teme el resurgir del Barcelona y se duele de ver que el ataque depende otra vez de Raúl. Es difícil dudar de él, porque luego se rehace, o al menos así ha ocurrido hasta el momento. Pero en el estado de melancolía en que ha caído la afición, cada partido sin gol de Raúl renueva el pesimismo en torno a él.

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