Del Bosque apuesta por los extremos

Vuelve España, ahora ante Armenia, país que a los de mi quinta nos suena más al cantar romántico de Charles Aznavour que a fútbol. Del Bosque, que sigue haciendo sus experimentos (con gaseosa) en busca de variantes respecto al equipo que heredó de Luis, va a salir, me anuncian, con dos extremos: Cazorla y Capel. Del Bosque es un clásico, y como tal le gustan los extremos, el juego abierto, que se hace más vibrante y ofrece más emoción. A todos los públicos les gusta eso. Sólo que la España que inventó Luis jugaba al tiqui-taca parsimonioso y preciso por el centro, y así ganó la Eurocopa.

Y ése es el quid de la cuestión. Del Bosque pensará para sus adentros que para seguir con el mismo equipo de Luis, mejor hubiera sido ya que hubiera seguido el mismo Luis, y todos tan conformes. Si Del Bosque entiende que el equipo es mejorable con juego por los extremos y que en España los hay, y buenos, hace bien en probar. Sólo que eso recuerda lo del caso de aquel poeta sin talento que versificó El Quijote. Cuando concluyó su ciclópeo trabajo, se lo envió a un escritor muy admirado. Éste sólo pudo decirle: "Pero, hombre, ¿por qué lo ha hecho? ¿Es que no le gustaba a usted como estaba?".

No diré que el equipo de Luis sea El Quijote, pero sí que admite pocas mejoras. Eso dicho, también es cierto que no es malo tener previstas variantes, por si hay bajas en el meollo del equipo. De momento falta Silva, que no es poca cosa. Más adelante pueden faltar otros. Como este grupo se tiene que sustanciar el doble choque contra Turquía (28 de marzo aquí y 1 de abril allí), todo lo que se haga antes es con poco riesgo. Sólo una petición: que Casillas no vuelva a salir con el número doce. A mí, andando Hierro de por medio, se me hacen los dedos huéspedes en temas relativos a Casillas. Manías.

Lo más visto

Más noticias