El banquillo frenaría su despegue

Sin que sepamos bien por qué, a Getafe y Madrid les cuesta llevarse bien. Quizá a Torres le han visto siempre en el Bernabéu como un abonado disfrazado de presidenciable que hacía prácticas en otro equipo de Primera, a pesar de sus desmentidos. Pero es cierto que nunca se calló antes las cíclicas crisis blancas, como también lo es que a su Getafe siempre le pusieron a la cola de las cesiones hasta que llegó Calderón. Con éste también tuvo un duelo de orgullos en el caso Schuster, pero al fin le prestaron a Granero y le vendieron con derecho de repesca a De la Red.

El negocio fue fabuloso para las dos partes. Los jugadores tuvieron minutos de los que curten: Camp Nou, Calderón, doce partidos europeos, una final de Copa... Una licenciatura express impagable. Y el Getafe encontró dos jugadores con clase y con hambre. Dos chavales en agosto, dos líderes en diciembre. Ahora hay lío por la vuelta de Granero. El Madrid debería tener claro el para qué. El chico apunta a primera figura, pero tiene veinte años y necesita jugar con asiduidad. Si es así, debería volver y Torres entenderlo, porque de la buena vecindad saca más partido el Getafe.

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